[OPE-L] Claudio on ALBA

From: glevy@PRATT.EDU
Date: Sat Apr 08 2006 - 10:22:05 EDT


Note that this is 1 part of a multi-part series by Claudio.

What is the meaning of ALBA for the Latin American working class
and the future of capitalism in Latin America?  Is the ALBA project
related to the project to build a "socialism of the 21st century"?
If so, how?

In solidarity, Jerry

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            Opinión
                  Las disyuntivas del ALBA (Parte I)
                  Por: Claudio Katz (especial para ARGENPRESS.info)*
(Fecha publicación:02/04/2006)
                 Información Adicional
                        Tema: Integración latinoamericana
                        País/es: Venezuela





                  Ver también:
                  El MERCOSUR de las clases dominantes (Parte II) (del
01/04/2006)
                  El MERCOSUR de las clases dominantes (Parte I) (del
31/03/2006)
                  ¿Crisis o resurgimiento del MERCOSUR? (Parte II) (del
30/03/2006)
                  ¿Crisis o resurgimiento del MERCOSUR? (Parte I) (del
29/03/2006)

                  El ALBA es un proyecto opuesto al ALCA e inicialmente
diferenciado del MERCOSUR. Constituye un resultado del
proceso bolivariano y comparte los dilemas de esa
experiencia. El intercambio cooperativo que realizan
Cuba y Venezuela retrata el embrión de una asociación,
que podría sustituir los principios de la competencia y
el librecomercio por normas de complementación y
solidaridad.

                  El ALBA exige forjar la unidad antiimperialista de la
región y no podrá constituirse mediante alianzas con las
clases dominantes. Estos frentes anularían su
conformación, porque los capitalistas sudamericanos
defienden intereses opuestos a la integración popular.

                  Los pasos hacia el desarrollo concreto del ALBA
transitan por tres áreas. En el plano energético se
requiere favorecer a la masa de consumidores y eliminar
la apropiación de la renta petrolera, lo que exige a su
vez la nacionalización de esos recursos. En el plano
financiero se impone conformar un banco regional con los
fondos surgidos de la suspensión del pago de la deuda
externa. El sostén venezolano a la cancelación de la
deuda argentina con el FMI contradice este curso. En la
órbita comercial deben priorizarse las medidas que
permitan mejoras inmediatas del nivel de vida de la
mayoría.

                  El ALBA conquistará legitimidad popular si se compromete
con las reivindicaciones de los oprimidos y promueve
reformas sociales radicales. Para ello debe ser
concebido como parte de una estrategia socialista de
emancipación.

                  Un tercer proyecto de integración regional opuesto al
ALCA e inicialmente diferenciado del MERCOSUR ha
comenzado a discutirse en Latinoamérica. Se denomina
Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) y fue
planteado hace cuatro años por el presidente Chávez.
Desde ese momento se han desarrollado en Venezuela
varias actividades para impulsar una iniciativa, que
presenta tres niveles de análisis: cómo resultado del
proceso bolivariano, cómo esbozo de intercambio
comercial cooperativo y cómo proyecto estratégico de
unificación latinoamericana.

                  El epicentro venezolano

                  El término bolivariano identifica tanto al ALBA como al
régimen prevaleciente en Venezuela. Esta coincidencia
ilustra la directa ligazón que existe entre una
experiencia política nacional y su proyección
regionalista.

                  Chávez convocó a construir el ALBA cuándo el ALCA
comenzó a naufragar y ha definido solo los lineamientos
muy genéricos de esta opción. En cambio expuso de manera
contundente su intención de situar la propuesta en un
sendero de resistencia a la dominación norteamericana.
(1)

                  El propósito primordial del ALBA es contener el
expansionismo de Estados Unidos. Esta finalidad
antiimperialista explica porqué el proyecto alude a una
gesta liberadora y no a las características mercantiles
de la integración regional. Resalta la oposición al
librecomercio y a los tratados bilaterales que impulsa
el gigante del norte, sin abundar en el perfil de los
mercados regionales.

                  Esta prioridad antiimperialista obedece a la amenaza de
agresión que sufre Venezuela. La CIA ha manejado todos
los hilos de las campañas desestabilizadoras, los golpes
de estado y las provocaciones terroristas que enfrentó
Chávez. A falta de un Pinochet, el Departamento de
Estado ha combinado advertencias militares con presiones
diplomáticas para socavar el proceso bolivariano. Sólo
el pantano militar que afronta en Irak le ha impedido a
Bush lanzar una invasión en regla, contra un país clave
para el abastecimiento petrolero de Estados Unidos.

                  El presidente norteamericano espera la oportunidad para
intentar la recuperación del combustible venezolano.
Busca revertir el desafío de un gobierno que interviene
activamente en la OPEP y reorienta sus ventas de crudo
hacia China y Latinoamericana. El ALBA forma parte de
una estrategia defensiva en esta confrontación con el
imperialismo.

                  Pero la iniciativa regionalista también expresa la
radicalización del proceso bolivariano, en un marco de
movilizaciones populares que derrotaron las
conspiraciones derechistas. Por eso el ALBA no surgió en
el debut del chavismo (caracazo de 1989, revuelta
militar de1992, éxito electoral 1992), sino en la etapa
posterior de victorias contra el golpismo empresarial
(diciembre 2001, abril 2002), la asonada petrolera
(diciembre 2002) y el complot del referéndum (agosto
2004). (2)

                  En esta pulseada contra la derecha el ALBA ha
contribuido a definir el horizonte latinoamericanista
que complementarían las transformaciones políticas que
se han registrado en el país. Estos cambios ya
doblegaron a los viejos partidos de las clases
dominantes y desplazaron a sus representantes del manejo
del estado. En los últimos meses, la oposición ha
perdido, además, la iniciativa callejera y tiende a
marginarse de las elecciones porque avizora resultados
adversos.

                  El ALBA proyecta hacia Latinoamérica los avances
sociales que se han introducido en Venezuela, a partir
de cierta distribución de la tierra, créditos a las
cooperativas y una significativa extensión de los
servicios educativos y sanitarios. Pero el proyecto no
define con nitidez el alcance y los caminos para
desenvolver estas transformaciones, porque las reformas
que avanzan en ciertos campos se han estancado en otros.
Mientras que la movilización popular y la radicalización
política impulsan la profundización de esos logros, la
burocracia, la estructura del viejo estado y la escasa
independencia política de los movimientos sociales
bloquean este progreso.

                  El rumbo concreto que podría desenvolver el ALBA depende
en gran medida del desenlace de estas disyuntivas. Un
giro hacia el camino recorrido por la revolución cubana
potenciaría propuestas de unificación Latinoamérica muy
distintas a las derivadas de una reproducción de la
involución padecida por el PRI mexicano o el peronismo
argentino. El destino del ALBA es por ahora un
interrogante porque esta encrucijada permanece
irresuelta.

                  Pero lo novedoso del proyecto radica en el llamado a
gestar una integración antiimperialista, en oposición a
la sumisión que imperó en Latinoamérica en la última
década. Con el ALBA reaparece el nacionalismo
progresista que había perdido influencia en la región.
Es importante registrar que la convocatoria al ALBA
proviene de un país con recursos económicos y
significado político zonal. No emana de una nación
pobre, alejada o insular, sino de un epicentro con poder
de la efervescencia latinoamericana.

                  Ejemplos de otra integración

                  El segundo nivel de discusión del ALBA son las
iniciativas concretas de intercambio comercial que han
comenzado a instrumentar los promotores del proyecto. El
principal modelo son los acuerdos suscriptos por Cuba y
Venezuela en los últimos años.

                  También aquí se verifica una peculiaridad del proceso
bolivariano, porque los estrechos vínculos que ha
establecido Chávez con Fidel desafían el embargo
norteamericano y auxilian a la isla con suministros y
sostén diplomático. Esta relación con Cuba expresa una
afinidad hacia la izquierda del gobierno venezolano, que
lo diferencia categóricamente de otros movimientos
nacionalistas de América Latina.

                  Los convenios Cuba-Venezuela plasman la idea del
intercambio solidario en tratados que establecen la
retribución venezolana en petróleo por prestaciones
cubanas en materia de salud (médicos, odontólogos,
vacunación, instalación de clínicas) y educación
(campañas de alfabetización). Estos acuerdos jerarquizan
el campo de la salud y la educación y demuestran como
puede internacionalizarse la colaboración entre
gobiernos, para desarrollar servicios públicos que
favorezcan a la mayoría popular. Con estas prioridades,
el ALBA indica un camino para situar en primer plano la
satisfacción de las necesidades básicas de la población
latinoamericana.

                  Una integración que empiece resolviendo la tragedia de
enfermedades sociales, desnutrición, analfabetismo y
deserción escolar que padece la región ofrecería un
programa atractivo para los pueblos. Los convenios
Cuba-Venezuela son relevantes porque ilustran este rumbo
y señalan una agenda de convergencia entre países,
radicalmente distinta al paquete de aranceles, subsidios
y tarifas que discuten los capitalistas.

                  El intercambio solidario es un principio adverso a la
filantropía imperialista que propone Estados Unidos para
"ayudar a los pobres" de la región. Estas dadivas son
habitualmente irrisorias y van acompañadas de exigencias
neoliberales de privatización (como los convenios de
canje de la deuda externa por educación).

                  Las ideas del ALBA también han comenzado a implementarse
a una escala menos ambiciosa, mediante las iniciativas
para coordinar el desarrollo de las cooperativas y las
empresas de cogestión obrera de Sudamérica. Con esta
finalidad se creó un ente regional (Empresur) que
intenta ensamblar la actividad de las pequeñas empresas
que surgieron en los últimos años, bajo el impacto de
crisis industriales (quiebras, abandonos patronales) o
como resultado de emprendimientos productivos de origen
popular.

                  La gravitación económica de estos proyectos -al igual
que las propuestas de asociación entre universidades y
áreas municipales- es por ahora muy limitada. Pero al
impulsar su articulación se ofrece una respuesta al
molde de integración centrado en las grandes
corporaciones, que promueven tanto al ALCA como al
MERCOSUR. En estos convenios no hay espacio para la
pequeña empresa, ni menos aún para las cooperativas,
porque cualquier integración prohijada por el gran
capital afianza la concentración de la propiedad.

                  Criterios de asociación

                  Los principios de intercambio establecidos entre
Venezuela y Cuba podrían extenderse en un futuro a toda
la región. Esta ampliación plantea la posibilidad de
introducir una desconexión entre el precio de los bienes
transados y su cotización mercantil nacional o
internacional. Esta valuación podría adaptarse a lo que
necesita y puede ofrecer un país a otro, en abierta
contraposición a las normas capitalistas que guían al
ALCA o al MERCOSUR.

                  Algunos analistas interpretan correctamente que este
intercambio se basa en un principio de "ventajas
cooperativas" compartidas por todos los países y no en
un esquema de "ventajas comparativas" de cada economía.
El nuevo modelo permitiría reducir las asimetrías entre
las naciones, ya que induciría a crear instrumentos de
compensación entre los participantes de todas las
transacciones. En lugar de comprar y vender siguiendo el
dictado de la ganancia se comenzaría a comerciar en
función de lo que cada país produce y necesita. (3)

                  Este criterio introduce un desafío radical al
regionalismo capitalista contemporáneo, tanto en la
versión del ALCA como en las vertientes del MERCOSUR. En
lugar de alentar negocios entre empresarios se
propiciarían mecanismos de complementación, cooperación
y solidaridad. Por esa vía se cuestionaría la
identificación de los bloques zonales con una función
competitiva y comenzaría a probarse que la concurrencia
no es un rasgo intrínseco de la naturaleza humana, ni
una condición para el progreso de los individuos.

                  El mito de la competencia como un dato insoslayable
necesario para la prosperidad de la economía confunde el
afán de superación personal con la apetencia por el
lucro. Oculta el tendal de sufrimiento, desigualdad y
opresión que invariablemente acompaña al furor por
aplastar al rival y omite que la norma capitalista de la
concurrencia exige profundizar la división entre los
oprimidos para beneficiar a los capitalistas. (4) El
carácter revulsivo de los proyectos de intercambio
solidario radica en que opone al gran lema de la
integración contemporánea ("competir, competir,
competir"), una meta inversa de colaboración,
cooperación y complementación entre los pueblos.

                  Pero tampoco conviene identificar automáticamente
cualquier intercambio divorciado del lucro inmediato con
el bienestar popular. Existen numerosos antecedentes de
esta modalidad de intercambio que favorece a las elites
estatales o las burocracias opresoras. El ejemplo más
evidente fue la cúpula de la URSS que reforzaba su poder
con los mecanismos de comercio que regían en el ex
"bloque socialista" (Comecon). También ha sido muy
frecuente el uso de privilegios comerciales por parte de
distintos gobiernos con finalidades diplomáticas,
políticas o militares.

                  El perfil concreto que podría adoptar el ALBA depende
por lo tanto de la naturaleza social y la orientación
política de los participantes de esa asociación.

                  Las definiciones estratégicas

                  El tercer nivel de discusión del ALBA es la política de
construcción de este proyecto. ¿Puede erigirse esta
asociación junto a las clases dominantes de
Latinoamérica? La respuesta a este interrogante define
los sujetos y las alianzas que orientarían la
iniciativa.

                  Este debate involucra a los movimientos sociales de la
región. A diferencia de los programas convencionales de
integración, el ámbito de análisis del ALBA no se
restringe a las cumbres entre cancilleres, ni a los
cócteles entre empresarios. Ha suscitado una activa
reflexión entre los militantes que apuestan a gestar un
proyecto de unificación latinoamericana basado en el
protagonismo de los oprimidos.

                  Algunos promotores del ALBA le asignan un contenido
radical que incluye un explícito horizonte
anticapitalista. Pero proponen edificar paulatinamente
esta asociación a través de una red de alianzas con
parlamentarios, alcaldes y gobiernos
centroizquierdistas. Subrayan la necesidad de acumular
fuerzas y agrupar aliados contra el enemigo imperialista
y sugieren oponer a los tratados bilaterales que
promueve Estados Unidos en sustitución del ALCA
("Alquitas"), una red de contrapesos equivalentes
("Albitas"). Por ese camino avizoran la construcción
completa de la alternativa bolivariana. (5)

                  Pero una porción muy significativa de los gobiernos
municipales, regionales y nacionales que participarían
de esa alianza están controlados por los partidos
tradicionales y sus elites capitalistas. Resulta difícil
imaginar cómo se avanzaría en la lucha regional contra
las clases dominantes si esas organizaciones integran la
cadena de "Albitas".

                  O el sujeto del nuevo proyecto son los oprimidos o la
propuesta pierde significación transformadora. Los
regionalismos de corte popular y perfil capitalista son
antagónicos, ya que favorecen intereses sociales
completamente opuestos. Para las clases dominantes la
integración es un campo de negocios y un instrumento de
reforzamiento de su poder. En cambio para los
trabajadores, campesinos, desempleados y pequeños
comerciantes o productores, la unidad regional
constituiría un eslabón hacia la emancipación social. Si
el ALBA intenta converger con los capitalistas deberá
facilitar los acuerdos entre gobiernos y los negocios
entre empresarios que perpetúan el status quo.

                  Ese segundo curso contradice no solo los objetivos
anticapitalistas de largo plazo, sino que también
obstaculiza las transformaciones sociales inmediatas que
se requieren en cada país para iniciar un proceso de
integración popular. Por ejemplo, una acumulación de
"Albitas" junto a Lula, Kirchner o Tabaré bloquearía
cualquier avance emancipador, ya que excluiría tres
medidas básicas de ese camino: la reforma agraria, la
redistribución del ingreso y la nacionalización de los
recursos básicos.

                  Es cierto que el ALBA no puede construirse imaginando un
curso de transformación simultánea. Los pueblos no
comparten el mismo nivel de radicalidad política, no
exhiben el mismo grado de conciencia revolucionaria y no
implementarán cambios sociales al mismo tiempo. Pero
estas diferencias sólo pueden ser acortadas si se forja
un proyecto antiimperialista consecuente, que unifique
en un sentido progresista esa gran variedad de
situaciones. La estrategia de los "Alquitas" es negativa
porque propicia alianzas con los defensores del orden
vigente que desalientan este empalme.

                  No cabe duda que el enemigo principal es el imperialismo
y que la prioridad es derrotar su proyecto de dominación
regional. Pero quiénes suponen que el éxito de esta
confrontación depende de la amplitud de la coalición
opositora olvidan que el ancho de un frente no es
necesariamente proporcional a su eficacia. Un número
elevado de socios puede tornar improductiva la alianza
si se aglutina bajo un mismo techo intereses que son
divergentes. En esas circunstancias gana el enemigo,
porque cuenta con la decisión y la cohesión que le falta
al campo contrario.

                  La teoría de oponer un frente de "Albitas" a la política
norteamericanas de "Alquitas" tiene muchas semejanzas
con el modelo de confrontación entre dos campos que
pregonaban los seguidores de la Unión Soviética. También
ellos pensaban que el prestigio histórico de la
revolución rusa, los logros sociales de las
transformaciones anticapitalistas y los recursos
económicos de la URSS bastarían para inclinar a muchos
gobiernos capitalistas hacia una coalición contra el
imperialismo estadounidense.

                  Esta misma ilusión reaparece ahora en torno a Venezuela.
Se supone que el proceso bolivariano y los recursos
petroleros constituirán grandes factores de atracción
hacia un bloque antinorteamericano. Pero el fracaso de
esa política en el pasado debería conducir evitar la
reiteración del mismo error. Los capitalistas saben como
custodiar sus intereses y terminan lucrando con ese tipo
de alianzas.

                  La construcción del ALBA no debe seguir la norma
paternalista de indicarle a cada pueblo cuál es el
gobernante capitalista que le conviene aceptar, en pos
de la integración latinoamericana. Estas convocatorias
suscitan la desconfianza popular, cualquiera sea la
justificación que se exhiba (conveniencias regionales,
necesidades de estado, amplitud de alianzas). Esa receta
no conduce a la integración, sino a la desmoralización
de los movimientos sociales.

                  Notas:
                  1) Valencia presenta una síntesis del origen, las
concepciones y los propósitos del proyecto. Valencia
Judith. "El ALBA elabora filosofía". Primer encuentro
por la consolidación de un nuevo estado de derecho,
Barquisimeto, septiembre de 2005. "La Comunidad
Sudamericana de Naciones". Caracas, 2-4 junio 2004.
"Venezuela rompe el cerco". Comité técnico de la
comisión presidencial asesora de las negociaciones del
ALCA, Caracas, 2005. También Guerrero describe los
primeros pasos de esta iniciativa. -Guerrero Modesto
Emilio. El MERCOSUR, Vadell Editores, Caracas, 2005.
                  2) Presentamos nuestra caracterización del proceso
bolivariano en: Katz Claudio. "Centre-gauche,
nationalisme et socialismo". Inprecor n 504, avril 2005,
Paris.
                  3) Esta interpretación propone: Sader Emir. "El lento y
firme despuntar del ALBA". Le Monde Diplo, febrero 2006,
Buenos Aires.
                  4) Cammack desarrolla esta caracterización. Cammack
Paul. "Signos de los tiempos: capitalismo,
competitividad y el nuevo rostro del imperio en América
Latina". El imperio recargado, FLACSO, 2005.
                  5) Bossi Fernando Ramón. "Construyendo el ALBA desde los
pueblos". www.alternativaboliviarnaia.org, 3-1-05.


                  * Claudio Katz es economista, investigador del Conicet y
profesor de la UBA. Miembro del EDI (Economistas de
Izquierda).


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